martes, 22 de agosto de 2017

Abre la puerta, el inspector viste su gabardina como un cliché

- ¿Qué deseaba mostrarme, Montoya?
- Acompáñeme, sólo prometa no juzgarme loco, inspector.

*en el baño*

- Sólo es una cucaracha muerta en la regadera

- Pero no tiene sentido. Anoche me levante a orinar, al prender la luz había dos cucharachas, esta que ve ahí y otra a mitad de camino entre la puerta y el mingitorio. Sólo asesine a aquella que estaba en mi camino, a la otra por pereza la deje vivir, mismo motivo por el que no recogí el cadáver de mi victima.

- ¿Me está diciendo, Montoya, que la cucaracha que usted mató anoche no está y además la que dejo vivir ha sido asesinada?

- Sé que suena extraño y ahora que lo dice me arrepiento de haberle llamado inspector... puede que sea un suceso curioso, pero no es para tanto. Me siento como un tonto.

- No, Montoya, hizo bien en llamarme. Es un evento inusual, no hay duda de ello, las explicaciones son muchas, pero conozco la adecuada pues ya me he topado con otros casos como este. Sin duda la cucaracha que usted intento matar no era una cucaracha común, sino una de intelecto, fortaleza física y falta de escrúpulos portentosos así como con fuertes lazos con entidades espirituales. Usted la dejó meramente agonizante y esta convoco fuerzas oscuras para absorber la vida vital de su compañera en la regadera. 

- ¿Todo eso inspector? si sólo se trata de insectos.

- No olvide Montoya que los insectos habitan en la tierra desde antes que los dinosaurios, no se sorprenda de que sean capaces de tales milagros, y mucho menos de llevar a cabo terribles venganzas si se les da la oportunidad. Amigo mío, usted está en peligro mortal.

- ¿Qué?

- Una cucaracha capaz de asesinar a su compañera para salvar la vida, sin duda buscará acabar con su verdugo. Debe irse de aquí, váyase de la ciudad por un par de semanas. Ya ha desperdiciado demasiado tiempo.

- No... no puede ser... debo recoger mis papeles y tomar el dinero suficiente.  

*Montoya entra a su recamara*

- Si Montoya, apresúrese cada segundo cuenta, yo lo llevare el aeropuerto, deberá tomar el primer vuelo, no pregunte a donde se dirige, será más seguro para usted, cuando llegue a su destino comuníquese conmigo.

- Si inspector, mil gracias

BANG. El sonido del cuerpo ligero de Montoya golpeando el piso. 
El inspector corre a auxiliar a su amigo, pero es demasiado tarde, la venganza ha sido concretada.

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