jueves, 10 de septiembre de 2009

Engranes


Amanece gris, nubes gruesas de lluvia mas no tormenta se alzan melancólicas sobre las montañas y dejan caer su tristeza a cuentagotas como si no la quisieran dejar ir, la neblina ya no es densa, se desplaza aflojerada, y se disipa, hacía solo unos minutos parecía un caldo bien preparado, la ciudad su plato, las casas y edificios los granos de arroz en el mismo.

De una casita roja, sale un hombrecito rojo, rojo por el traje que viste, rojo por el tatuaje de la estrella roja en su espalda, rojo por las ideas políticas que le impregnan la cabeza, rojo porque acaba de desayunar pan tostado con mermelada de fresa, rojo porque se ha cortado mientras se afeitaba y un puntito de sangre casi imperceptible le adorna el lado izquierdo del mentón.

Camina el hombre rojo a la parada de autobús y lo espera, de pie y con postura perfecta, quizás un poco rígido.

Del otro lado de la ciudad, pasando 120 colonias y casi diez millones de habitantes, una mujercita morada sale de una casita morada, morada por el color con el que apenas ayer se a teñido el cabello, morada por la flor tatuada en su cadera, morada por la mermelada de fresa que unto en los hot cakes que desayunó, morada por la sombra con que se a maquillado, morada por las calcetas y el anillo de amatista.

Ella no toma ningún autobús, sube en su auto compacto, mas destartalado que orgulloso, conduce con calma, sintoniza la estación de jazz.

Coinciden el hombrecito rojo y la mujercita morada en el mismo edificio, ella trabaja en recursos humanos, el en marketing. Nunca se han visto, ella entra por la puerta que da al estacionamiento, el por la entrada principal, ella trabaja en el segundo piso, en el quinto.

El hombrecito rojo esta en su oficina preparando una presentación para la campaña del nuevo producto, esta bebiendo su tercer taza de café, esta emocionado, si la campaña procede y se obtienen los resultado mas optimistas, en el primer bimestre del nuevo producto, su comisión correspondiente le permitirá comenzar su propia firma de publicidad y mudarse al fin a la ciudad que puede llamar hogar, a pesar de nunca haber pasado mas de un mes en ella.

En el departamento de recursos humanos la mujercita de morado revisa su correo, se llena de emoción al ver en la bandeja de entrada, un correo con remitente de la UAG, a sido aceptada en el programa de maestría con pase directo a doctorado, las clases comenzaran en enero. Contiene gritos y saltos de felicidad, es oficial, tendrá que presentar su renuncia en un par de semanas mas y comenzar a buscar departamento desde ya, avisar a sus conocidos y familiares, en pocas palabras: prepararse para comenzar una vida nueva.

Durante el almuerzo van a las hamburguesas de la esquina, el entra exactamente a las 2.16 de la tarde acompañado por sus compañeros del departamento, ella lo hace tres minutos después, acompañada por las chicas de recursos humanos, las dos facciones se sienten en lados opuestos del restaurant y en los correspondientes puntos ciegos. El pide una doble con doble queso, ella una de tofú con queso de soja. El bebe soda, ella agua natural.

La segunda mitad del día, la mitad floja del día a decir verdad, el ya a terminado la presentación, solo habrá que presentarla al día siguiente, se recuesta en el cómodo sillón ejecutivo y escucha a través de los discretos audífonos un concierto de radiohead. Ella aun tiene un mundo de papeles por revisar y ordenar, si no fuera porque el master of puppets le acelera el ritmo de trabajo seguramente se tendría que quedar horas extras.

En el autobús de regreso a su pequeña casa roja, el hombrecito rojo ve su reflejo en la ventana de la unidad, con disgusto mira su rostro, a veces se da asco, no entiende como puede tener los ideales que profesa y al mismo tiempo haber hecho su residencia profesional en la compañía refresquera mas grande del mundo, como puede llevar el tatuaje que lleva, acudir a reuniones politicos y diseñar las campañas publicitarias de una de las corporaciones mas grandes del norte del pais. Se deprime mientras su cabeza se bambolea al ritmo de los baches del camino.

Ella llega a su casa y le da las buenas noticias a su gatito, es un sueño hecho realidad, poder dejar el trabajo, estudiar la maestría que tanto tiempo busco, cambiarse a una ciudad nueva. Se quita el disfraz de oficinista al mismo tiempo que escucho música. Se deja la pijama, ya no piensa salir, quiere descansar, pantalón de rayas estrambóticas hasta la cadera y blusa de tirantes ligera. Se sirve un plato de cereal integral con leche de soja.

El se ducha, prende la televisión y ve el juego de los cardenales, bebe una cerveza y botanea un plato de nachos con queso fundido y frijoles enlatados, no puede faltar el pico de gallo que compra por litros en la fonda de la otra cuadra. La tele lo arrebata de sus conflictos, al menos la mayor parte del tiempo, se va a la cama con una sensación en la base del cuello, la sensación de los traidores.

Ella escucha una grabación de Carlos Prieto en su único sillón, en su regazo retoza Sófocles, su gato, se siente tranquila, se siente feliz, es como si los engranes de la vida comenzasen a marchar en el sentido que por tanto tiempo se le negó. Va a su cuarto se recuesta en la cama carente de litera y cae dormida.

El no concilia el sueño en toda la noche, es la segunda noche de insomnio en la semana, necesita un cambio, quizás necesita un cambio de sueños, tal vez de ambiente, tal vez un cambio de mente. Aprovecha la noche para perfeccionar la presentación, no tiene nada mas que hacer.

Al día siguiente, deja maravillados a los corporativos de la empresa, su campaña es aceptado, se le promete una comisión tres veces mas de lo que eperaba. Ella envía sus papeles y deposita el dinero correspondiente a la inscripción.

Así pasaran un par de meses, la vida seguirá normal, ella se mantendrá alternativa y feliz, llevará a Sófocles al veterinario, gozará de una semana entera de fiestas de despedida, se mantendrá vegetariana, fumara marihuana con su mejor amigo en la azotea de un hospital, escuchara dos bandas nuevas locales de las que comprará los discos que produjeron, le regalaran un camiseta serigrafiada artesanalmente y encontrara un amante al que dejara de manera silenciosa y fría el mismo día que tome la carretera a la ciudad donde estudiara el posgrado.

El desarrollara una campaña mas para la compañía, e igualmente sera bien aceptada por los jefes, preparará todo para mudarse a su “hogar”, conseguira transporte, hará una venta de cochera para deshacerse del lastre, por los meses que le quedan en la ciudad sufrirá de constantes ataques de crisis existencial por el conflicto de esencia mental y hechos tangibles, leerá dos libros, uno sera un ensayo muy largo sobre el realismo, el otro será "adiós cabeza de trapo" esta ultima lectura hara que su sanidad mental se tambalee seriamente.

Ambos llegarán el mismo día a la misma ciudad, ese será el día en el que se encontrarán por primera vez, de manera casual, sin chiste, pero lo harán, se conocerán, a partir de ese su primer acercamiento, los engranes de la vida van a explotar para ellos dos.

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En mi casa vive una bruja. Es muy vieja, viejisima, antigua, antiquísima. Se le pueden oler los milenios acumulados en los pliegues de la ...