jueves, 25 de junio de 2009

De Baseball Pollos y Luchadores


Estaba sentado en mi escritorio escuchando un disco de reciente adquisición pirata y analizando rutas de desplazamiento para un viaje cercano cuando sonó el celular “hey man, wanna go to the game? i got tickets” dijo el gringo que estaba al otro lado de la línea.

Veinte minutos después los dos gringos y el mexicano llegamos al estadio revolución, pequeño y casi mágico parque del equipo de baseball local. Ni siquiera el hecho de haber llegado durante la quinta entrada nos hizo deliberar o ordenar mas rápidamente los tortillones de carne asada, grown mans arm size, que serían la cena de la noche. Durante la deliberación-orden-espera de la cena vimos pasar a las porristas del equipo, sin duda a veces la distancia es el mejor maquillaje.

Asientos cerca de la linea de home a primera base, el equipo perdiendo por cuatro carreras cuando nos sentamos, llegue sin mucha esperanza de ver un partido digno, ni hablar de que ganaran los locales, pero en la baja de la sexta con vuela-cerca, el marcador se cerro 6-4 y pensé que se lograría dar la vuelta. Para la séptima entrada ya llevaba la mitad del tortillon y comenzaba a enchilarme por la salsa verde.

Fue en esa entrada que entro en el estadio silver king, conocido mas célebremente como Ramses en nacho libre, luchador de la dinastía de los Wagner, desenmascarado al menos en 2 ocasiones y al que tenía en buen concepto, énfasis en tenía.

Acompañado de las porristas iba repartiendo volantes para la función de lucha que tendría lugar el sábado de aquella semana, por el lado contrario se acercaba el pollo mascota seguido por numerosos niños. Se sentía la expectativa de ver un buen show por parte de los dos.

Repartiendo la atención entre el juego y la dupla del pollo/silverking, me toco ver el momento preciso en el que Silverking levantaba al pollo por sobre su hombro y lo soltaba. Vi caer al pollo casi en cámara lenta, la postura del pollo denotaba que estaba sorprendido por lo que estaba pasando. Soy fan de la lucha libre y se cuando un movimiento va a terminar en herida, reconocí esa caída como una que pudo haber terminado una carrera luchistica.

El pollo no se paro por un par de minutos, desde nuestros asientos esperábamos que estuviera bien, al mismo tiempo que nos deshacíamos en insultos al luchador, pendejo, asshole, connard, de ahí no bajo.

Finalmente la mascota del equipo logro levantarse, nunca se quito la cabeza de la botarga, era un pollo con honor eso estaba bien claro. Al menos durante ese juego ya no regresaría.

En la octava entrada el equipo visitante anoto otras dos carreras, el juego de los locales se descompuso, parecía que la novena se jugaría por puro compromiso, yo ya estaba listo para irme cuando el juego dio un giro inesperado en la baja de la novena, lo locales sacaron la casta, en un abrir y cerrar de ojos la cuenta era de 8-7.

Toda la atención estaba sobre el pitcher contrario de apellido Lavigne, los gringos y yo gritábamos a tope pidiendo skater boy, pero no eramos los únicos, el estadio mucho mas vacío que medio lleno estaba haciendo una cantidad de ruido nada despreciable, pocos pero locos, pensé en algún momento de la entrada. Hombres en primera y segunda, dos outs en la pizarra y yo con los puños bien apretados esperando el batazo decisivo, el que diera la vuelta al juego. Un hit, un batazo bien colocado, un cuadrangular, lo que fuera. Terminar la mala racha, soñar con playoffs.

El pitcher lanzo, el bateador conecto casi picando, batazo que fue atrapado en corto por el mismo pitcher quien con toda la calma del mundo la envío a primera así como nosotros nos encaminamos a la salida. Sin mascota y con los play offs viéndose cada vez mas lejos. Lo peor es que seguía con ganas de comprar el jersey del equipo.

miércoles, 17 de junio de 2009

Zoe y el Nazas



Zoe y el padre Nazas

Ya era de noche y no precisamente temprano cuando llegaron al bulevar que bordeaba el río. Su papá la ayudo a bajar del auto y la llevo de la mano hasta la orilla

Le parecía tan raro que “eso” fuera un río. En en la televisión los ríos llevaban agua y había muchos peces y plantas muy bonitas, pero este, no llevaba agua, ni tenía plantas, sólo habían piedras y plantas de esas feas que nacen sin que nadie les eche agua. Esa noche había muchísimas personas en la orilla.

Pensó que era un río fantasma, donde el agua, peces y plantas eran eso, fantasmas y por eso no se veían ni se sentían, se imagino a si misma dentro del vado del río siendo rodeada por los espíritus de cientos de peces fantasmas. Si era un río fantasma seguramente también pasaban barcos y botes fantasmas sin que nadie se percatara. Estas ideas le dieron miedo y se escondió tras la pierna de su papá.

¿Que hacemos aquí? Pregunto Zoe aun con los peces y botes fantasma dándole vueltas en la cabeza.
Venimos a recibir al Padre Nazas, dijo su papa con voz alegre pero solemne, como si se tratara de alguien muy importante.

El Padre Nazas, repitió para si misma ¿Se trataría de un padrecito de iglesia o del papa de alguien? Sería una persona muy importante por toda la gente que había venido a recibirlo.

Zoe sintió muchas deseos de conocerlo. Sería alto o chaparro, como sería su cabello, a lo mejor era calvo, y la nariz que forma tendría, a lo mejor era un muy joven o de la edad de su papa, si era joven a lo mejor también tenía hijos, y si los traía se podrían poner a jugar. Eso si, papá Nazas debía de ser muy amable sino por que vendría tanta gente a recibirlo. Volvío a sentir miedo cuando le paso por la mente que el papá Nazas podía ser una persona muy mala y muy terrible y todos habían venido por miedo de que si no lo hacían les fuera a hacer cosas malas.

Papá ¿el papá Nazas es bueno o malo?
Es el mejor – respondió su papa con el mismo tono de voz pero ahora con una gran sonrisa en la cara y viéndola directo a los ojos.

La respuesta de su papá la calmo.

Fue entonces que se escucho como un trueno muy largo que no se terminaba, todo el mundo volteo en la misma dirección.

La gente gritaba con verdadero jubilo, algunos hasta con lagrimas en los ojos, “bienvenido Padre nazas” gritaba la mayoría, “te extrañábamos Padre Nazas” gritaban otros tantos, “te amamos Padre Nazas” vitoreaba el resto.

Zoe tardo un poco en verlo pero al fin lo tuvo frente a ella, sus ojos se encontraron y el tiempo se detuvo un instante. Era un gigante Muy alto, quizás medía cinco metros, y también era muy delgado, de largas barbas, su piel era del color de la canela y resplandecía con la luz de la luna, portaba largas barbas blancas que volaban al viento y su cabello era muy muy largo, le llegaba hasta la cintura, iba vestido solo con un taparrabo que deja ver su extrema delgadez. A pesar de ser tan delgado se veía fuerte y vigoroso, mas que cualquier atleta olímpico.

En la espalda llevaba colgando una Naza gigante, y de ella salían volando peces plateados en dirección al agua. El padre Nazas iba montado en una gran ola de agua, y a su paso la cuenca del río se llenaba no solo con agua, también con perfumes, con lirios y otras plantas, con peces, con ranas, tortugas y aves.

Zoe nunca había visto unos ojos mas cálidos y sabios. Su corazón por alguna razón se lleno de felicidad cuando vio los ojos del padre Nazas. En los ojos de aquel colosal anciano vio; un oasis, incontables historias, historias de amor, de alegría, de progreso, sueños cumplidos y sueños rotos. En la ola que montaba el padre Nazas escucho, convertido en el sonido del agua, los cantos, palabras, discursos y charlas de miles de personas durante cientos de años. Vio tantas cosas dentro de los ojos del Padre Nazas, pero lo mas importante que vio, fue el amor que el le tenía.

Fue quizás medio segundo el tiempo en el que sus miradas se conectaron. Al cabo del cual, el Padre Nazas siguió su camino.

En ese momento, fuegos artificiales llenaron el cielo, mas de una banda comenzó a tocar. En la calle que que bordeaba el río, la fiesta se desato. Música, colores y sabores al por mayor.

De camino a casa, miraba el río por la ventana del auto en tanto su padre le contaba sobre el padre nazas de como hacia varios años corria por su cauce libre y orgulloso, refrescando y bendiciendo con prosperidad a toda la region, pero poco a poco los hombres se habían comenzado a meter con el, abusando de su bondad, contaminadolo, explotando sus riquezas, y ahora estaba tan cansado y debil que no pasaba por su cause entero mas que una vez cada mucho años.

El murmullo del río era bello casi una melodía en si mismo, junto a la voz de su padre terminaron por arrullarla. Esa noche, Zoe soñó que era un pez en el río.

en mi casa vive una bruja

En mi casa vive una bruja. Es muy vieja, viejisima, antigua, antiquísima. Se le pueden oler los milenios acumulados en los pliegues de la ...